SANDRA MONFORT + LA MARIA

ENTRDAS AGOTADAS

SANDRA MONFORT

Lo tradicional y lo vanguardista. Lo ancestral y lo moderno. Lo orgánico y lo digital. La poesía y la canción. La carrera de Sandra Monfort se forja sobre ese cúmulo de dualidades. Es una artista versátil, pero también de muchísimo fuste. Alguien que sabe aunar técnica con intuición. Su disco de debut, Niño Reptil Ángel (Hidden Track, 2021), fue uno de los más fascinantes de la música pop estatal durante este ejercicio. Un punto de encuentro entre lírica, canción folk tradicional y pálpito electrónico, que demostró que la valenciana puede compartir órbita con todos esos músicos que están por la labor de actualizar el legado sonoro de sus territorios desde una perspectiva absolutamente actual: es la suya la misma liga en la que juegan Maria Arnal i Marcel Bagés, Tarta Relena, Rodrigo Cuevas, Baiuca, Califato 3/4, Clara Peya o Los Hermanos Cubero. Por algo formó parte de Xaluq y lleva también años embarcada en el proyecto Marala, junto a junto a Clara Fiol y Selma Bruna, reconocidas en los premios Ovidi, los Carles Santos y los Enderrock por su disco A trenc d’alba (U 98 Music, 2020). Pero lo que está logrando a su nombre no admite parangón. Así lo han reconocido los Carles Santos, con el premio a artista revelación y mejor disco de 2021.

Formada en la ESMUC (Escuela Superior de Música de Catalunya), especializada en guitarra clásica y colaboradora ocasional de Efrén López, Ciudad Jara, Pep Gimeno Botifarra, La Raíz, Jonatan Penalba o Zoo, la de Pedreguer factura canciones que tienen muy poco de ortodoxo, reverente o encorsetado. Más bien todo lo contrario. Es la suya una propuesta audaz, porque la técnica no es suficiente sin talento e imaginación. Un salto prácticamente sin red, en cuyo escorzo también se pueden localizar puntos en común con la música de Sevdaliza, Oklou, FKA twigs, Oneohtrix Point Never, Björk o James Blake, luminarias internacionales que están mucho más cerca de lo que parece.
Canciones como “Ramo verde”, “Solar”, “La llebre”, “Resina” o “Nana del aceitunero” participan de un raro magnetismo, una cualidad onírica que se nutre de folk ancestral, poesía evocadora, pespuntes digitales y el aliento de la naturaleza. Música esencialmente femenina y muy mediterránea, conectada de forma remota al folk de sus pueblos, pero también inequívocamente enraizada a su entorno, a esa Marina Alta que tanto le ha servido de inspiración. Sensibilidad, delicadeza e ingenio puestos al servicio de una de las propuestas más singulares y prometedoras de la música estatal reciente.

 

LA MARIA

Tras la viralización de d’Arranquen vinyes en 2021, La Maria, nombre artístico de Maria Bertomeu, la cantante de Oliva que está revolucionando el cant valencià, presenta este febrero su esperado primer trabajo de estudio, producido por Tono Hurtado y de la mano de la discográfica Propaganda pel Fet. Las canciones de su debut están inspiradas en estructuras del cant valencià y motivos de la música tradicional. Una coherencia folclórica, la cual evoluciona, convirtiéndose en la inconfundible e irresistible propuesta que La Maria riega con una voz hipnótica. La Maria se inscribe en una nueva hornada de artistas que asume la tradición como la mejor herramienta de hoy en día para la innovación y para convertir la música tradicional, de nuevo, en la más popular de nuestras músicas.

“La mezcla de sonidos orgánicos y electrónicos que le rodea, audaz por fuera y sustanciosa por dentro, mantiene un diálogo precioso que sutura las fracturas del tiempo y crea una impagable ilusión de continuidad: el ayer, el hoy y el mañana reunidos en un espacio sin reloj ni edad por el milagro epifánico de la canción. Hay tradición y transgresión, oscuridad y chisporroteo, serenidad y espasmo. Una comunión de fuerzas antiguas y modernas puestas al servicio del sentimiento, la emoción, el escalofrío que eriza piel y memoria”, dice el crítico Josep Vicent Frechina.

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